Historia de una Emprendedora. ¿Nata?

¿El emprendedor nace o se hace?. De mi experiencia personal, y por mis conversaciones con muchos emprendedores, este rol no se adquiere genéticamente ni por antecedentes familiares. La mayoría de los emprendedores se dan cuenta que tienen ese potencial, bien por las circunstancias que les rodean en un momento determinado, o bien porque se ilusionan con un proyecto que luego transforma su vida.
Os quiero contar la historia de una emprendedora que desconocía que lo iba a ser, aunque ahora tiene su propio negocio. Ruth, que ese es su nombre, termino sus estudios de Fisioterapia y pronto encontró trabajo en una Clínica de Rehabilitación. En esa clínica duro poco tiempo ya que pudo encontrar trabajo en otra clínica mucho mejor, que casualmente está al lado del lugar donde trabajo (¿o acaso existen las casualidades? como he escuchado recientemente en el Congreso de la Felicidad). Esto, y mis permanentes problemas de espalda, hizo que Ruth y yo nos conociéramos, y pronto establecimos una relación muy cordial que con el tiempo paso a ser amistad, superando la de paciente y terapeuta. Ruth me contaba, confidencialmente, que no estaba de acuerdo con los métodos de su jefe ni tampoco con las formas en que la trataba. Algunos episodios relacionados con sus vacaciones y toma de días por asuntos familiares le marcaron en su relación con él.
En aquella época me convertí en su “escuchador” (no aspiro a ser psicólogo de nadie) y empecé a practicar con ella, sin saber aun lo que era, una especie de “Coaching amateur” cuestionándola sobre lo que quería y lo que buscaba.
Ruth lo tenía todo para triunfar. Era guapa, inquieta, curiosa, tenía ideas estupendas para mejorar el servicio, pero tenía Miedo. Era una mileurista como hay muchos y su jefe ejercía sobre ella una influencia que le bloqueaba. Ruth tenía miedo de perder su seguridad económica mensual, de quedarse sin trabajo si decía algo inconveniente a criterio de su responsable, de no encontrar otro trabajo…. El miedo se había instalado en su vida.
Un buen día le dije que por que no se planteaba alternativas en lugar de “sufrir” todo aquello con lo que no estaba de acuerdo. Ya le costaba venir al trabajo y cruzarse con su jefe, sufría el “síndrome del domingo” donde algunas personas empiezan a pasarlo mal el domingo por la tarde sabiendo que se acerca la semana laboral.
Empezó mandando algún CV e incluso tuvo alguna entrevista, aunque vio que las condiciones económicas eran inferiores (aún mas) de lo que ella obtenía en ese momento. En mi tarea de intentar ayudar a una amiga le interpele sobre la posibilidad de montar su propia clínica, valorando la oportunidad de establecer los servicios para pacientes que ella siempre había soñado y que creía ofrecían una calidad de servicio superior al actual que estaba dando. Le di unas pocas claves para empezar el estudio de viabilidad de ese proyecto: que mirase una zona que no tuviera esos servicios, que estableciese un Plan Económico de arranque de negocio, que mirase que hacen otras clínicas, que estudiase los precios….. Ruth poco a poco fue rellenando un cuaderno rosa que tenía con múltiples anotaciones. Un día me lo presento, con un poco de vergüenza ya que estaba con sus notas a manos y tachones y rectificaciones, y a mi me pareció estupendo. Ese cuaderno desbordaba ilusión, que se salía de las anillas. Los números encajaban y había detectado necesidad de servicios cerca de la zona donde vive habitualmente, Valdemoro, en Madrid. Además podría dar servicios a personas de la zona y a empresas. Su plan cuadraba.
Un día me dijo que había visto un local, bastante céntrico, con los metros necesarios y a muy buen precio. Cerca de un colegio donde podía repartir folletos a los padres mientras esperaban a sus hijos. Había que reformarlo pero no era mucho. Unos amigos le dejaban a buen precio el material inicial para la sala de rehabilitación. Ruth disponía de unos ahorros que cubrían la reforma y le daban un par de meses de tranquilidad, además del apoyo familiar tanto en lo moral como en lo económico. Y es ahí, cuando todo encajaba, cuando volvió a surgir el Miedo. Ahora conozco que lo que tenía Ruth era Vértigo, como bien dice Jose Manuel Chapado en su estupendo libro que recomiendo. Una repentina ruptura con su pareja en ese momento le dejaba con una casa cuya hipoteca y gastos tiene que pagar totalmente, en lugar del 50 % acostumbrado, y surgen las dudas. ¿Qué pasa si no funciona? ¿Y si no puedo pagar mi casa y mis gastos personales? ¿Y si me endeudo? ¿Funcionara la clínica?. Es ahí donde saque mi sentido práctico y le pregunte “Ruth, ¿tienes clientes para empezar mañana si quisieras?”. Me confirmo que había hablado con varias personas, amigos, conocidos de la familia, vecinos de la zona, que le habían confirmado que serían clientes de la clínica en cuanto la tuviera abierta. Luego le hice otra pregunta “¿Estas contenta con tu situación actual o crees que merece la pena cambiarla?”. La respuesta era evidente. La deje meditando y ese día me confeso que le había hecho polvo con mis comentarios, ya que en nuestras sesiones le contaba mi experiencia como emprendedor y como resolví mis dudas en mi primer proyecto empresarial.
Paso poco tiempo cuando en una de mis frecuentes sesiones, debido a mi espalda, aunque reconozco que las aumente para poder seguir de cerca el hilo de la historia, Ruth vino con una sonrisa de oreja a oreja. Era la imagen de la felicidad, la cual podía poner su foto en ese momento al lado de su significado en el diccionario. “He firmado el local”. ¡¡¡Ahora si¡¡¡ no había vuelta atrás. Ruth había tomado una decisión valiente y había decidido vencer su #Vertigo afrontando su futuro de manera totalmente optimista.
Estuvo unos meses reformando el local. Un poco más de lo esperado ya que las reformas ya se saben cómo son. Una vez terminado Ruth me llamo un día que yo no tenía consulta. “Angel necesito verte, le tengo que decir a mi jefe que me voy y estoy aterrada. Ayúdame por favor”. Ese día estuvimos hablando largo y tendido de su Miedo a enfrentarse a su todavía jefe y comunicarle la decisión de que le abandona. Sabía que tenía que hacerlo, no había marcha atrás, pero sufría imaginando el aterrador momento en el cual lo comunicaba, imaginando mil y una respuestas de su jefe, pasando por reproches así como condicionando la decisión tomada. Yo le pregunte si ella estaba convencida que su nueva etapa es mejor que la actual, y siendo un Si la respuesta que entonces su jefe ya no puede influenciarla en nada, ya que formaba parte de su pasado y no tenía ningún poder sobre ella.
Ruth dilato una semana la comunicación, mortificándose a diario y pensando las palabras exactas que decirle al que todavía era su jefe. Cuando Jose Manuel Chapado habla de #Vertigo se refiere a esto exactamente. Ir dilatando una decisión por el pavor que nos da a enfrentarnos a ese momento que consideramos tan terrible.
Un día se armó de valor y lo soltó. Me llamo inmediatamente para decirme el resultado. En parte era como ella esperaba: reproches, intentar condicionarla diciendo que se estaba equivocando con la decisión y posterior amenaza de descontar días si no cumplía el preaviso. Aun así Ruth estaba liberada de su enorme peso, y volvía a recuperar su sonrisa. Estaba radiante. El último día de trabajo su abrazo me conmovió. Nos íbamos a ver pronto en su nuevo local, pero me sonó a una despedida ya que no nos íbamos a ver tan frecuentemente.
En dos años he ido viendo la evolución de Ruth en su proyecto. Empezó con unos pocos clientes, y poco a poco empezó a llenar su agenda diaria. En unos meses recupero su inversión y hoy puede decir que sus ingresos superan en muchos aquellos 1.000 Euros. Su agenda de pacientes esta rebosante, y tienes que pedir cita con días de antelación. Tiene libertad para decidir cómo trabaja e incluso con quien trabaja. Al tener la clínica cerca de casa le da tiempo a comer todos los días en ella, y también tiene tiempo para organizar su agenda diaria de asuntos personales. Ha conectado con la vida del pueblo, integrándose y formando parte de la comunidad. Es una persona reconocida en su entorno profesional y querida por los pacientes y personas de su alrededor. Ha rehecho su vida sentimental con una pareja con la que se complementa perfectamente. Es Feliz.
Cuando estoy escribiendo estas líneas Ruth se está debatiendo entre la necesidad de contratar a una persona, ya que tiene trabajo suficiente para hacerlo, o aguantar el tirón ella sola, no asumiendo riesgos de coste. Otra vez el #Vértigo sobrevuela sobre su cabeza. Aunque esta vez tiene experiencia en cómo afrontarlo.
Ruth es una joven emprendedora que se ha convertido en tal por una serie de circunstancias. Es una persona real, que existe, su historia es verdadera y autentica. Es la historia de muchas personas que decidieron romper con lo que les agobiaba y empezar una vida nueva. Su vida actual no la cambia por nada. Es probable que pronto genere empleo en una sociedad que lo necesita. Su calidad de vida ha aumentado considerablemente, a la par que su confianza y su capacidad para afrontar problemas.
Un Emprendedor se hace. Estoy convencido de eso. La historia de Ruth y la de muchos más que he podido comprobar me lo confirman. Yo mismo me hice en determinadas circunstancias. ¿Te ves capaz de afrontar un cambio de vida como el de Ruth?. Adelante. Decídete
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Comentarios

  1. Jose Ramon dice:

    La vida de Ruth es infinitamente mejor ahora que la vida anterior. Su historia es desbordante de fuerza.
    Muestra que las batallas se pueden ganar, si sabes hacer una estrategia adecuada en tiempo y forma.
    Entre esta «palangana» de energía y otra que me ha dado esta mañana un verdadero crack de la energía humana (aparte de socio del athleti) me siento con fuerzas para cruzar el atlántico a nado.
    Pero, con una diferencia con Ruth, yo no puedo montar un negocio basado en lo que ejercía anteriormente, no puedo abarcar de forma solitaria lo que antes abarcaba.
    Tengo que redescubrirme, reciclarme y olvidar (a mis anteriores jefes los primeros). He olvidado mi casa, mi barrio y a los «francotiradores» que me perseguían. No así a mis amigos luchadores que se han quedado en busca de nuevas oportunidades con la llegada del verano.
    La mía es una larga historia, que a veces pienso que ya la he digerido, como lo contrario. Seguiré tu consejo mi preciado «energy leader» y un día te la cuento y tú la cuentas.
    Seguro que se puede ayudar a más de una persona con la historia. De la misma forma como tú nos ayudas, simplemente «estando ahí».
    Las personas que perdimos la figura paterna en la infancia (en mi caso a los 10 años de edad), necesitamos alguien a quien seguir para tratar de encontrar fuerza que apacigüe la rebeldía surgida en la adolescencia. Leemos autobiografías, leemos todo aquello que pillamos, tratando de encontrar esa piedra filosofal, que algunas personas han encontrado y que con ello la vida les ha dado la vuelta.
    cuanto tiempo sin hablar de ello, falta me hacía.
    Salu OS/2. a Tod OS/2.

  2. Ana dice:

    Hola Angel,
    Una historia estupenda por lo sencilla y cercana que es. Nos enseña esas barreras invisible que a veces nos parecen absolutamente infranqueables y que como una historia preciosa de un elefante que leí, nos tienen atados por una cuerda debil, casi invisible, y que nos parece una tremenda argolla, porque no sabemos que en nuestro interior tenemos la fuerza de ese animal, un poderoso elefante (ni el mismo lo sabia, ya que le ataban desde cachorrito cuando no podía con ella).
    Me ha encantado el término, «escuchador» te lo voy a copiar, con tu permiso ;). Que importante escuchar, por Diós!! Y hacer ver al de enfrente eso que nosotros desde fuera vemos con claridad y el ni sospecha que está ahí….
    Te animo a seguir esta línea de publicaciones, es verdaderamente inspiradora, especialmente las historias de los que se levantan y mas ahora que tanta gente toca verdaderamente fondo.
    Gracias!

  3. Alfredo dice:

    Preciosa historia, llena de optimismo, de energía, de ilusión, de mirar hacia adelante, de pasar página. Qué diferente de lo que nos hemos ido acostumbrando a leer en todos los periódicos y a escuchar de todo el mundo: que todo va mal, que va a ir a peor, que no hay solución para nuestros males. Esta es la prueba de que todo aquel que tenga un poco de talento, de ilusión y de empuje, puede escribir su propio futuro. Y así, poco a poco, sumando el esfuerzo de muchos, conseguiremos salir algún día del pozo.

  4. linda marin dice:

    es muy bonita esa historia emprendedora…..de Nata

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