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¿El triunfo de los maleducados?
Estamos viviendo momentos de gran tensión en algunas empresas. Son situaciones difíciles, complicadas y sobre todo con mucha presión y con ambientes muy cargados de trabajo.
Cada persona intenta resolver esta tensión de la manera mejor posible, pero con el paso del tiempo y los años me he dado cuenta de una ecuación que suele darse en este tipo de circunstancias: Managers nerviosos = Managers potencialmente agresivos. Todo depende mucho de cada persona y de su forma de actuar por supuesto, no podemos generalizar en todos.
La agresividad bien entendida desde la exigencia puede dar unos resultados de empuje y lanzamiento. Como bien dice mi admirado Luis Galindo: “Máxima Exigencia, Máximo respeto”.
Por eso hay líneas rojas que no se pueden atravesar por nadie, y que cuando son traspasadas pueden tener consecuencias lamentables.
La mayor lección que debe tener aprendida y sabida un manager es no caer en las faltas de respeto. Es inaceptable. Todos podemos tener un mal día, estar nerviosos y decir cosas que luego nos arrepentimos, siempre y cuando nuestra reacción posterior sirva para subsanar el mal causado o la herida abierta. Lo que no se puede consentir es la falta de respeto continua a nivel profesional y/o personal.
Cuando una persona consiente la falta de respeto, bien sea de un responsable directo, de un manager, o incluso de un compañer@, está abriendo una puerta muy peligrosa ya que invita a una elevación del nivel o continuidad de esa situación, que puede llegar a ser insoportable.
En muchas empresas me vienen recuerdos del colegio, donde los niños se metían con otros niños, y los que lo permitían eran acosados y motivo de burla constante. Ese abuso de poder del fuerte con el débil es universal en el tiempo, y no puede consentirse.
La persona que agrede verbalmente a otro (no digamos ya físicamente que eso es absolutamente inabordable) seguramente está volcando sus frustraciones y fracasos en otras personas. En el Servicio Militar que realice durante el siglo pasado, los veteranos que habían sido peor tratados en la época de novatos, eran habitualmente los que peor trataban a los nuevos novatos cuando eran veteranos. Este ejemplo espero que sirva para que si te sientes agredido por otra persona, piensa que seguramente son sus frustraciones y desesperanzas las que están saliendo a la luz en ese momento, por lo que un sentimiento de piedad y lastima puede ayudarte en ese instante. Pero eso no es óbice para que cortes esa situación de inmediato.
Es por ello que no podemos permitir que los maleducados y los frustrados tomen el rumbo de nuestra vida, siendo indiferente la posición que tenga en una compañía o su capacidad de decisión sobre nuestro empleo.
Este argumento no es contradictorio con la corrección a otras personas o incluso el reproche de un trabajo mal realizado o con consecuencias negativas para la compañía. En este caso mi recomendación a los Managers es que en ese momento puedan actuar como me conto en su día Michel (ex jugador del Real Madrid y entrenador de futbol), siendo entrenador de futbol del Getafe. Los elogios los hacia públicamente y los reproches o correcciones en privado, con la intencion clara para mejorar no para desanimar. Hay una frase que suelo mencionar muy a menudo: Si te llamo inútil o cualquier otra cosa en privado, tu reacción seguramente será mala o defensiva pero podríamos dialogar tranquilamente sobre los motivos. Pero si lo hago en público la reacción más lógica es de odio hacia esa persona y con bastantes posibilidades de convertirse en un enemigo al cual se la tenemos que devolver de alguna manera. Esto reproche público en los tiempos actuales sirve para la “manía” de algunos de enviar mails con copia a otras personas, para humillarles públicamente. Inaceptable
La otra reflexión que lanzo en ambientes de constante falta de respeto, es si merece la pena agarrarse a un puesto de trabajo y soportar esa situación. Si somos buenos profesionales seguramente encontraremos un lugar más adecuado, o por lo menos sin esta situación inaguantable, en otro sitio. Es en ese momento donde tenemos que hacer un análisis y una búsqueda interior para ser coherentes con nuestros valores y con nuestra forma de ser.
Lo más complicado para un ser humano, según mi experiencia personal, es encontrar la coherencia, ya que suele enfrentarse a una serie de contradicciones que le empujan fuertemente hacia unos lados u otros. Como escuche hace un tiempo en una conferencia, la vida a veces no tiene sentido por lo que no te esfuerces en encontrarlo.
Y tú ¿puedes consentir faltas de respeto continuadas?
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