Mentiroso Compulsivo

¿Mientes a diario?. Si tu respuesta es NO acabas de mentir. No es porque mintamos conscientemente, a veces lo hacemos para evitar un conflicto, no tener que decir NO a alguien, o porque consideramos que debemos quedar en una cierta posición en determinadas situaciones sociales. Son tan variadas las mentiras que se pueden disfrazar de excusas, evasivas, o “decir la verdad a medias”. La mentira convive con nosotros en manera más aguda o mas suave, pero forma a parte de nuestra día a día.

Hace poco un psicólogo infantil me pregunto si educo a mi hija para que no diga mentiras. Mi afirmación fue rotunda: “Por supuesto”. El me cuestiono sobre ello con un pequeño ejemplo. En algunas ocasiones alguien con quien no queremos hablar nos llama por teléfono y lo coge otra persona, a la cual decimos “dile que no estoy”. Si eso lo hacemos delante de nuestros hijos, están observando como decimos una “mentirijilla” (que bien se nos da a los adultos poner diminutivos a los actos que hacemos para minimizarlos). Pues si repetimos eso, por el número de “mentirijillas” que decimos a diario nos sale que la Mentira es nuestra compañera de viaje, y nuestros hijos lo observan y lo asimilan como algo normal.

Toda esta reflexión viene por un cuestionario que me hicieron hace poco donde me preguntaban mi película favorita. Después de pensarlo conteste la película con la que mas me he reído, y aun me rio viéndola de nuevo, teniendo un fondo para pensar de argumento: Mentiroso Compulsivo. Una pequeña sinopsis de la película nos  habla de un padre separado de familia (Jim Carrey, cómico conocido por sus actuaciones histriónicas) que compagina su vida laboral como abogado con la educación de su hijo, el cual vive con su ex mujer. Este tipo tiene una carrera en ascenso como abogado, y se esta jugando un ascenso como Socio de la firma, por lo que su actividad laboral le hace que “falle” en algunas de sus obligaciones como padre. En el cumpleaños de su hijo este pide un deseo al soplar las velas, y es que su padre no mienta mas, con la intención de que acuda puntualmente cada vez que le promete ir a jugar con el. El deseo se hace realidad y las consecuencias son inmediatas, el tipo no puede mentir, lo que provoca unas situaciones delirantes en su trabajo y en su vida personal. Cuando el abogado descubre que su hijo ha sido el responsable de que no pueda mentir acude al colegio donde estudia para que sople las velas deseando lo contrario: que Papa pueda volver a mentir. La explicación que le da a su hijo es contundente, y resuena en mi cabeza: “Uno no puede sobrevivir en el mundo de los adultos sin mentir”. La frase es tan rotunda que si la analizamos no deja de ser una triste realidad. El niño se entristece porque lo único que quiera es que su padre no le mienta a él. Al final el abogado resuelve, de manera muy cómica, sus situaciones diciendo la verdad, y cuando el “hechizo” acaba saca la conclusión de que no puede mentir….. a su hijo.

Si nos abstraemos de la divertida película, el trasfondo es  la reflexión de este Post: Convivimos diariamente con la Mentira. Mentimos consciente o inconscientemente, para salvaguardar nuestra imagen o por puro placer, pero lo hacemos de manera Compulsiva. ¡¡¡Ojo no hablo de todo el mundo¡¡¡. Estoy convencido de que en el mundo existen personas que no mienten, pero son excepciones a lo mas común, o al menos en el mundo “civilizado”, y es que la inmensa mayoría de las personas mentimos.

Lo grave es cuando mentimos para hacer daño a otra persona. En una serie de TV llamada “Miénteme” un investigador estudia los gestos y comunicación no verbal para identificar las mentiras y resolver los casos. En su equipo trabaja un colaborador que practica la “Sinceridad absoluta”, por lo que dice a todo el mundo lo que piensa en cada momento. Este personaje es ficticio, no tendría lugar en el mundo real. ¿Os imagináis alguien que dice lo que opina en todo momento?. Tendría un montón de enemigos y muchos problemas. Por eso creo que las personas “Sinceras” lo que practican en muchas ocasiones no es sinceridad sino Crueldad. A veces la pregunta “¿quieres que te sea sincero?”, puede ir cargada de una dosis de crueldad y hacer que la persona que tenemos enfrente lo pase mal. Ante la “Sinceridad” de ese tipo prefiero la Precaución de no decir algo que hiere a los demás.

Un amigo que esta en situación de desempleo, conociendo que llevo trabajando en Recursos Humanos desde hace 15 años, me cuestiono sobre si debía mentir cuando se le preguntara sobre una salida conflictiva que tuvo en una empresa donde aconteció un problema con su jefe, que le solicitaba que traspasara la línea de la ética en los negocios. Le invite a que reflexionara sobre el hecho en cuestión y que connotaciones habían tenido en su carrera profesional posterior: “¿Este episodio ha supuesto que tengas claro que no harías nunca algo deshonesto?, si es así es algo positivo para alguien que te quiere contratar. Pero el incidió en el tema “¿No puedo dar la imagen de que discuto constantemente con mis superiores?”. A Lo que contrataque como en Tenis, con otra pregunta “¿Es así? ¿Discutes con tus jefes o con cualquiera a menudo?”. NO, me contesto. “Entonces trátalo como un tema aislado y puntual que te ayudo a crecer personalmente y a ser firme en tus creencias” le conteste.

Partiendo de la base que por mi experiencia la gran mayoría de los candidatos “exageran” en su CV y en la entrevista, nuestra labor como profesionales de Recursos Humanos es saber si esa persona se adaptara al puesto de trabajo y si tiene los conocimientos suficientes como para desarrollarlo. Hace poco leí que en Estados Unidos estaban instaurando el Test de la Maquina de la Verdad en los procesos de selección, para detectar cuando el candidato miente. Estoy seguro que con solo “enchufarle” a la maquina la persona tiende a decir la verdad por la tensión de la situación. Aunque estuviera “conectado” a una lavadora en lugar de un aparato que mide nuestras constantes vitales. . No me pareció algo tan disparatado, ya que a Recursos Humanos se le exige una infalibilidad que es difícil de asegurar. Una frase que acuño en estas conversaciones desde hace tiempo es que las pruebas de Selección pueden discriminar para obtener el candidato que creemos mejor se adapta al puesto, pero que es en el puesto de trabajo donde verdaderamente se comprueba si esas prueba corroboran lo que hasta ese momento creemos.

Un Director de Recursos Humanos me dio una lección al decirme si consideraba determinantes las Referencias para ver si un candidato es valido. Mi respuesta fue que SI ya que terceras personas hablaban de otro y tenia una opinión ajena a la posibilidad de que el candidato me engañara. Entonces me dijo ¿Y te fías mas de lo que te diga otra persona que lo que te puede decir el mismo candidato?. ¿No crees que una persona se pueda comportar de diferente manera, con circunstancias distintas, en un entorno distinto, y rodeado de personas distintas? ¿Por qué entonces le juzgas por una situación concreta de su vida?. Me dio una lección, ya que es habitual en mi sector intuir comportamientos futuros basados en comportamientos pasados. Una de las frases con la que estoy menos de acuerdo es “A cierta edad las personas no cambian”. Mi creencia es que las personas cambian si quieren cambiar.

No se si te he convencido sobre la afirmación de que todos (la gran mayoría) convivimos con la mentira. Si no estas de acuerdo, o si lo estas me gustaría saber tu opinión

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Comentarios

  1. alvcomendador dice:

    Estoy totalmente de acuerdo en que todos y absolutamente todos mentimos, de manera intencionada e incluso sin querer hacerlo con el fin de no provocar situaciones perjudiciales y en mi opinión en ocasiones lo veo correcto. También, es verdad que en muchas ocasiones se puede llegar a ser cruel diciendo verdades pero soy un férreo creyente de la idea de que con la verdad por delante se llega mas lejos. Tan solo en aquéllos casos en los que la evasión de la realidad sea una posibilidad y una posibilidad mejor que la propia realidad admito la mentira, sino siempre es mejor decir la verdad por muy cruel que sea porque solo afrontando los problemas desde la realidad creo que se pueden superar.

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