La queja

Durante gran parte de nuestro tiempo estamos quejándonos. De la economía, del gobierno, de nuestro jefe, de la empresa que nos contrata, del salario, de otras personas, de la mala suerte que tenemos,…. Todos tenemos muchas y justificadas razones para quejarnos, y mas en los tiempos que corremos.
La mayoría de las personas con las que me relacionen tienen causas para quejarse y posiblemente esas quejas son muy fundamentadas, basadas y bien argumentadas. Las situaciones que se me presentan son habitualmente de injusticia hacia la persona que me cuenta la historia, y como esa injusticia supone un perjuicio para ellos y un desequilibrio en su contra. Suelo mostrar mi respeto, escucha y solidaridad con todos aquellos que sufren algún tipo de injusticia ya que nadie suele merecedor de una en su vida. Todas ellos suelen presentarme su caso como un evidente caso de indignante menoscabo en su persona y como esto les afecta en su vida personal. La perdida es mayor o menor, pero sin duda les esta afectando en su animo y su vida diaria.
Otras personas se quejan por el mero hecho de hacerlo. Por la critica fundamentada en lo mal que esta todo y lo mal que lo hacen los demás. Decía Benjamín Franklin que “cualquier tonto puede criticar, censurar y quejarse, y la mayoría lo hacen”. Sin ser tan tajante como el presidente de los Estados Unidos creo que la queja por sistema no conduce a nada positivo y nos inunda en una espiral negativa de la cual a veces nos cuesta salir, si es que lo logramos.
Habitualmente las personas con las que me relaciono, y por mi trabajo, suelen quejarse de su trabajo, empresa o jefe en la mayoría de los casos. A veces me hablan de conspiraciones judeomasonicas cuya trama suele conllevar el que varios personajes confabulan para hacer la vida imposible a mi interlocutor. En ocasiones me parece que fastidiar a esa persona forma parte de la Misión de la Compañía. No suelo juzgar los casos, me remito a escuchar e intentar comprender la situación ya que yo no la estoy sufriendo y la persona que tengo enfrente si. Es deformación profesional analizar sus gestos, comunicación no verbal y forma de expresarse, esto me sirva para ver hasta que punto le esta afectando la situación a la persona.
Hace unos meses estuve en Expomanagement, evento que intento no perderme y suelo disfrutar de las muchas charlas que se dan durante esos dos días en el que me gusta disfrutar de la pausa que da el análisis y escuchar a otros para tomar perspectiva de tu trabajo y tus circunstancias. En una de las charlas una mujer empezó su charla de la siguiente manera: “Señores, me encanta mi trabajo. Si se que no es habitual decir esto en los tiempos que corren pero así es. Estoy encantado con mis compañeros, lo que hago y las personas que me relación”. Me llamo tanto la atención que me puse a pensar porque me sorprendió, y la conclusión es porque casi nadie suele decir que le gusta su trabajo, sus compañeros, su jefe, su empresa, casi todo el mundo encuentra un pero, un déficit, una queja. Pero el shock me llego en la siguiente charla de la misma empresa, donde el orador, muy vehemente y con una charla que me llego interiormente, afirmo que había aceptado dar la charla para esta empresa porque le transmiten sinceridad y buen rollo, poniendo el ejemplo que en esa compañía, por la mañana cuando entran a trabajar se saludan ¡¡¡dándose un abrazo¡¡¡, ¡¡¡todos los dias¡¡¡. Y pense, que manera mas estupenda de empezar a trabajar, siento como mi compañer@ me esta diciendo que esta conmigo, que me apoya y además siento el contacto humano, tan denostado en estos tiempos. ¿Os imagináis abrazaros a vuestro jefe o compañeros todos los días? ¿Qué efecto tendría en vuestro día de trabajo?. Volvamos a la realidad.
Decía Abraham Linlcon que “todas las personas son tan felices como deciden serlo”. Esa frase me traslado de inmediato a la película de Amenabar “Abre los ojos” donde el protagonista, en un estado de sueño constante, decide que su realidad sea de sufrimiento y tortura, convirtiendo su vida en una autentica pesadilla, supuestamente guiado por su subconsciente.
Con casi todo el mundo que escucho sus quejas intento llevarlos a la acción. Ojo creo que quejarse sirve también para liberarse, es un desahogo y el peso parece mucho menor cuando lo cuentas. Quizás el problema viene cuando cuentas tu problema constantemente y en cualquier momento. Ese camino a la acción es la única manera de poder cambiar la situación. Como dice un proverbio “Si no puedes cambiar la situación acéptala y adáptate, si la puedes cambiar ponte a trabajar para hacerlo”. Pues a eso os invito, trabajar para cambiar la situación, con todas vuestras fuerzas, con todo vuestro animo, con todo vuestro espíritu. Merece la pena, os lo aseguro

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