Historia de una adopcion: El encuentro. Segunda parte

encuentroMe encontraba ante uno de los momentos cumbres de mi vida, junto al nacimiento de mi hija. Por fin me iba a encontrar con mi hijo. Iba a dejar de ser una foto para poder relacionarme con el. Estabamos esperando en una sala habilitada como despacho, llena de juguetes. De repente se oyo ruido, y Luis, el coordinador nacional de la agencia de adopcion en Polonia, solto una frase que ya nunca olvidare en toda mi vida: «Dios mio, que guapo es». Todo mi cuerpo se estiro como un resorte y asome el pescuezo todo lo que pude para alcanzar a verle. Era algo fisico, ya que era cuestion de segundos hacerlo, pero mi reaccion corporal me inclinaba a la resolucion inmediata del asunto.
Vino de la mano de su cuidadora, muy despacio. Lo primero que me fije es que tenia dos coloretes rojos en la cara. Yo pense que estaba enfermo, mi mujer que se los habian pintado jugando con el, luego descubrimos que era de los nervios. Cuando entro en la sala, siempre de la mano de su inseparable cuidadora, nos miraba de reojo, y al empezar a hablarle, se refugio un poco entre las piernas de su querida «tia», que es como llaman a las personas que las cuidan. Fue un pequeño instante, ya que le sentaron en un pequeño sofa que habia y mi mujer y yo nos lanzamos al suelo para ponernos a su altura, y que no nos viera desde arriba, tal y como nos aconsejaron. Era imposible dejar de mirarle. Rubio, ojos azules profundos, de piel muy blanquecina, casi palida, y observando cada cosa que nosotros haciamos. Aunque habia mas gente en la sala, el solo se fijaba en nosotros, como si intuyera a quien debia conocer. Pronto empezamos a jugar con el, y a partir de ahi vino la relajacion. Despues de un tiempo jugando el niño lanzo un suspiro, como si se hubiese quitado un peso de encima. Estoy convencido que para el tambien era un momento dificil, ya que sus dos añitos no le daban para comprender la situacion.
juguetes electronicos
Pronto nos dejaron solos con el jugando. Todo le llamaba la atencion. Los globos, las pompas de jabon, los juguetes electronicos (sobre todo estos). Era todo curiosidad. Queria ver y experimentar cada cosa. En un tiempo las primeras risas. La luz entraba de lleno en la habitacion cada vez que sonreia. Yo no me creia que podia sentir algo tan fuerte de una personita que veia por primera vez. Ya era mi hijo, sin duda. Fotos y video inmortalizaban ese momento. Queria conservar cada instante, cada gesto, cada juego. No era consciente de que me observaban. Las personas de alrededor habian desaparecido por completo, podia chocarme con ellas y casi ni enterarme.
Pronto llego otra sorpresa: la comida. Habian pasado mas de dos horas y para mi era como si ese suspiro resumiera todo ese tiempo. Le sentaron en una sillita y mesa bajas y le trajeron un plato con una cuchara, y ¡¡¡empezo a comer solo¡¡¡. Agarraba la cuchara perfectamente y se limpiaba el solo. Para cuando no quiso mas llevo el plato donde le dijeron. Igualmente cada vez que terminaba de jugar recogia los juguetes. La enseñanza y el sentido del orden en el orfanato era sobresaliente.
Seguimos jugando hasta que nos dijeron que nos debiamos marchar. Habian pasado 4 horas como si fueran minutos. Le subieron a las habitaciones, se le notaba con sueño, le habiamos «roto» su rutina. En su manita el album de fotos que le habiamos traido. Solo podia imaginar tanta felicidad si hubiera estado con nosotros nuestra hija.
El dia transcurrio comentando todos las cosas que habian pasado en esas 4 horas. Revisando videos y fotos, y llamando a familiares y amigos para decirles lo dichosos que eramos. Queria que pasase el dia lo antes posible para que llegase el dia siguiente.
Me desperte muy pronto, no podia dormir mas, queria que llegase de nuevo la hora del reencuentro. Y asi fue. Antes de bajarnosle nos dijeron que habia estado inquieto y mirando por la ventana para ver cuando llegabamos. El tambien sentia que aquello era algo especial. Cuando bajo los coloretes se habian ido, y pronto empezo a jugar con nosotros. Una nueva sorpresa nos esperaba, el orfanato nos dejaba sacarle fuera del centro, a un parque de bolas, con la supervision de la cuidadora y un conductor que vino con nosotros.
parque de bolas
Al sacarle del coche todo le llamaba la atencion, unas motos que hacian ruido, los coches, un perro que paseaba. En el parque de bolas decidi ser niño de nuevo, ya que asi lo sentia, y me lance con el por todos los sitios que habia. Todo era nuevo para el. Iba de un lado para otro como un perrito que quiere jugar con todo lo de alrededor. Nunca habia visto un sitio donde se pudiera disfrutar de tantas cosas. Las carreras eran continuas,  y los juegos no paraban. Cuando salimos del centro de bolas note que estaba cansado, pero todavia quedaba lo que muchas familias hacen un dia con sus hijos, nos fuimos a comer al Mac Donalds. Los padres del otro niño tambien vinieron a todo, y pareciamos dos matrimonios que habian salido a comer con sus hijos. Educadamente la cuidadora, el conductor y los coordinadores de la agencia se sentaron en otra mesa, a cierta distancia, para permitirnos disfrutar de ese momento. Mi hijo devoraba la comida, se le notaba que estaba disfrutando del momento. Y de nuevo la despedida. Esta vez habian sido 6 horas.
El dia siguiente llego y decidieron repetir operacion. Fumios al parque de bolas y disfrutamos como niños, todos, adultos y niños. Esta vez no hubo comida fuera sino que nos despedimos al terminar el juego. En la despedida ocurrio algo magico, que segun Luis era muy extraño que pasase. Mi hijo, al ver que nos despediamos, se puso a gimotear, ya que no queria que eso ocurriese. Segun Luis, con dos años es extraño que un niño tenga esta reaccion. Su proceso de vinculacion era absoluto. Y ya nos reconocia como las personas con las que queria estar.
jugar con arena
De nuevo otro dia, el penultimo. Nuestros animos eran un poco mas bajos, nunca delante de el, porque sabiamos que esto iba tocando a su fin. Nunca habia pasado unos dias con la sensacion de que el tiempo iba muchisimo mas rapido de lo normal. Esta vez estuvimos en el parque de al lado del orfanato. Le encanta jugar con la arena y escalar por algunas construcciones. Le gusta jugar con las hojas secas y le llama la atencion un perro que hay por alli. Es todo curiosidad.
Esa noche las caras eran largas y el anticipo de lo que venia era poco halagueño. Por supuesto dormi mal. Me levante triste. Y fuimos para estar con el «solo» unas horas. Jugamos y me olvide de que era nuestro «ultimo momento, por ahora». Cuando llego el momento quise ser fuerte. La Directora nos pidio que nos marchasemos. Los besos caian en su cara como borbotones. Le pidieron que nos dieses un beso y sus labios tocaron timidamente mi cara. Se subio con los dos peluches que le habia regalado su hermana, y por supuesto su album de fotos. Nos abrazamos y besamos con casi todas las personas del orfanato, dandoles las gracias por todo lo que habian hecho por nosotros. Un comportamiento magnifico y un trato familiar. A la salida mi mirada estaba perdida hasta que alguien dijo: «Mira estan los niños en la ventana». Los dos niños estaban saludandonos, mi hijo con las dos manos a la vez. Ese momento nunca lo borrrare de mi mente. Cuando la Directora nos pidio que nos fuesemos, que no alargaramos el momento, es cuando me vine abajo. El peso del mundo cayo sobre mi cabeza. ¿Alguien se imagina dejar a un hijo y no saber cuando vas a poder volver a verle?. Aunque sabia que este momento iba a llegar, no podia asimilar mis sensaciones. No escuchaba a nadie, no queria hablar de nada (y eso es raro en mi), no sentia calor ni frio, era como si mis sentidos me hubieran abandonado.
Tarde un tiempo en reaccionar. Poco a poco me fui encontrando mejor. El viaje de vuelta fue un constante ir y venir de recuerdos. No existia ninguna fecha de vuelta. El anhelo de ver a mi hija confrontaba con el pesar de haber dejado a mi hijo. Ese cumulo de sensaciones no se pueden describir. La reflexion positiva, a la cual suelo inclinarme, me hizo llegar a la conclusion de que el niño estaba sano, se habia vinculado con nosotros, se le veia feliz en el orfanato, y ademas se quedaba con personas estupendas. Ahora solo queda de nuevo,…. esperar
Sigueme en Twiter @AngelLargo1970

Comentarios

Escribe tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Entradas más visitadas