Creer en las personas II

Como continuación de mi anterior post voy a seguir con algunas reflexiones sobre la confianza en los demás y el recelo que podemos tener cuando iniciamos nuevas relaciones personales.
He observado durante estos días en Madrid como el movimiento social de jóvenes católicos, y no tan jóvenes, no ha dejado indiferente a nadie. Los ciudadanos de a pie que no participaban en los actos se dividían en los que aceptaban a los peregrinos y los diversos actos que hemos tenido por toda la ciudad, y los que volcaban sus críticas y su enfado con dichos actos porque entorpecían su vida cotidiana. Es indudable que movimientos de personas como los que hemos tenido en Madrid durante estos días no son muy frecuentes, pero os aseguro que como ciudadano que trabaja en el Centro de Madrid, esta zona de la ciudad tiene cortes de tráfico, de calles, etc… constantemente debido a manifestaciones, visitas oficiales, actos culturales,….. ¿Qué por qué menciono los actos de la JMJ?. Básicamente por varias razones. La primera es que he observado como el ciudadano expresaba sus sentimientos de dos maneras que puedo resumir en dos frases “hay que ver qué alegría traen estos jóvenes a la ciudad”, o bien “a ver cuándo se marchan estos de aquí y nos dejan en paz y podemos volver a la normalidad”. No es solo una impresión mía sino que los medios de comunicación se han visto inundados con las opiniones diversas de los ciudadanos de Madrid en ambos sentidos.
El debate ha sido también en las redes sociales, y Twiter se ha visto plagado de comentarios a favor y en contra de la JMJ. Es evidente que al que no le gusten las multitudes se ha visto afectado y molesto por todo lo que ha pasado en Madrid en estas fechas. Una persona muy cercana a mí me ha dicho que él no asiste a Eventos multitudinarios y que por ello no va a conciertos, partidos de futbol o cualquier lugar donde haya aglomeración de personas. El agobio que se siente por estar rodeado de personas a los que llamamos vulgarmente “masa” debe ser parecido al que siente alguien que le da miedo estar atrapado en un sitio cerrado.
Mi experiencia con estos jóvenes durante estos días ha sido positiva, ya que al estar obligado a ir al centro de la ciudad en transporte público, me he encontrado con jóvenes alegres que cantaban canciones en distintos idiomas, y que respetaban al ciudadano que no participaba en los actos. La molestia es que son muchos y ocupan un espacio que tenemos “reservado” para nosotros. Es evidente que el espacio vital que no queremos que nos invadan ocupa alrededor del cuerpo de la persona y cualquier cercanía lo podemos considerarla como un intrusismo intolerable. Es ese espacio individual el que tenemos cuando vamos leyendo en el metro o en cualquier tipo de transporte público que compartimos con el resto de las personas y con el que nos incomodamos cada vez que nos invaden. Ese espacio personal es de 15 centímetros alrededor nuestro, donde notamos sobre todo el intrusismo es cuando se acercan a nuestro rostro. Pues bien esa distancia se ve traspasada en aglomeraciones y el contacto puede llegar a ser “molesto” para muchas personas.
Pero la mejor noticia me llego el sábado a través de Twiter de mi amigo JO (gracias por el Retweet). Después de ver los duros enfrentamientos que el movimiento 15 M (los llamados Indignados) y los peregrinos de la JMJ habían tenido, incluyendo enfrentamientos policiales, el sábado recibí una noticia de esperanza que decía: “El 15 M y la JMJ tienden puentes”. El artículo que aparecía en El País decía que la noche del Vía Crucis, con motivo del paso de la Virgen de Regla por Sol, algunos peregrinos y miembros del movimiento 15 M se sentaron a debatir sobre la visita del Papa, llegando a las conclusiones de que ambos movimientos no apoyan la violencia y que pueden perseguir objetivos similares basados en la justicia y la paz. ¡¡¡Que alegría¡¡¡. ¡¡¡Es posible el dialogo entre grupos sociales y personas individuales para llegar a entendimientos¡¡¡. En ese momento me acorde de mi último post y no puedo evitar la ampliación sin dejar de mencionar mi confianza en las personas, ya que la mayoría son seres humanos excepcionales. Solo una minoría, los violentos, los anti todo, los que destruyen, los que solo critican sin proponer soluciones,… son los que destacan pero no representan a personas o grupos.
Es posible que las personas nos entendamos aunque opinemos de maneras diferentes. Uno de los mensajes más repetidos durante las jornadas de la JMJ, casi hasta la saciedad, ha sido el de “Firmes en la Fe”. La fe según la Wikipedia es “ la confianza, creencia o esperanza en algo o alguien de que determinada idea o evento -futuro o pasado- es verdadero”. La palabra “Confianza” es la que da sentido a la definición. “Confiar” en alguien es hacerlo sin dudas, sin tener que demostrar algo, sin necesidad de poner a pruebas. Es dicha confianza la que nos empuja en nuestras relaciones  con los demás. Pero como dicen algunos, la confianza hay que ganársela, y yo pregunto ¿no sería mejor iniciar una relación personal desde la confianza aun con el riesgo de que esta se traicione?. Si me posiciono inicialmente en la desconfianza seguramente el otro también lo haga y esto dificulte nuestra relación.
¿Merece la pena correr riesgos en las relaciones con los demás?. Mi experiencia es que te llevas más alegrías que decepciones cuando te posicionas en la confianza al principio. Siempre desde la prudencia claro está. No imagino dejar las llaves de mi casa o de mi coche al primer desconocido que pase por la calle. Si alguien ha interpretado eso es que ha llevado al extremo mis comentarios. Pero sí que conocemos en nuestra vida personal y profesional a personas continuamente. Demos un voto de confianza inicial para poder desarrollar la relación con esa persona. Os aseguro que la mayoría de las personas son maravillosas y únicas. Con sus virtudes y sus defectos. Haced la prueba y ver si funciona.

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